Hoy se cumplen 27 años del asesinato de José Luis Cabezas, perpetrado materialmente por la banda criminal “Los Horneros” en General Madariaga. Los asesinos del fotógrafo de la revista Noticias respondían al por entonces misterioso y poderoso empresario Alfredo Yabrán, quien había hecho el encargo a su jefe de seguridad, Gregorio Ríos.
El 25 de enero de 1997 le dispararon en la nuca dos veces, y luego prendieron fuego a su cuerpo, dentro del Ford Fiesta que la publicación de Editorial Perfil le había rentado para que pudiera cubrir aquella temporada de verano en Pinamar. Se convirtió en uno de los hechos policiales más dolorosos y emblemáticos para la historia del periodismo argentino, pero hoy todos los condenados por su asesinato están en libertad.
Gustavo Prellezo, el ex comisario de la Policía Bonaerense y autor de los dos disparos que mataron Cabezas, está libre desde 2010, cuando la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal Sala Nº 1 le otorgó diversas morigeraciones de prisión: pudo cumplir parte de su condena en su casa, hasta que le otorgaron la libertad condicional en 2017, cuando aún no había purgado su condena.
Se recibió de abogado y se matriculó en el colegio profesional de Quilmes, aunque el rechazo de sus colegas hizo que su matrícula sea vetada. Luego consiguió que lo aceptaran en el de Capital Federal, a pesar de que se presentó una queja formal.
Silvia Belawsky, ex esposa de Prellezo, también fue condenada durante el juicio. En su caso no se la encontró culpable del asesinato, pero sí de realizar una denuncia falsa por el robo del auto que su entonces marido utilizó luego para cometer el crimen. Cumplió su condena y desde entonces vive en La Plata.
Gregorio Ríos, jefe de seguridad de Yabrán, obtuvo la prisión domiciliaria en 2006. Siete años después se le dio la pena por cumplida.
Horacio Braga y José Auge también siguen con sus vidas en La Plata. Braga ejerció como procurador, trabajó en la ONG “Reinserción social dirigida”, encargada de ayudar a las personas presas a rearmar sus vidas luego de la cárcel, y también en la cooperativa textil kirchnerista Kbrones. Auge volvió a emerger el año pasado, junto a Fernando Burlando en un spot que lo candidateaba a gobernador de la provincia de Buenos Aires. El abogado había sido uno de los defensores de aquella banda en el juicio que investigó la muerte de Cabezas.
Alberto “La Liebre” Gómez, el comisario responsable de liberar la zona para que ocurriera el crimen de Cabezas, fue condenado a reclusión perpetua, pero estuvo menos de 15 años en prisión.
Aníbal Luna, otro de los policías condenados por el crimen de José Luis Cabezas, rearmó su vida en General Madariaga, aunque sus movimientos levantan muchas sospechas, según consignó la revista Noticias. Terranova, la empresa química en la que él trabajaba, le firmó en su momento un convenio para quedarse con una parcela en el nuevo parque industrial.
Hay quienes apuntan que el propio Luna es el dueño de la empresa y que la inversión inicial habría sido gracias a dinero de la familia Yabrán. A pesar de haber quedado en libertad -fue el último de los asesinos de Cabezas en quedar libre- persiste el escarnio social: el municipio de General Madariaga, donde vive y donde asesinaron al fotógrafo, lo declaró persona no grata.
Sergio Gustavo González, en tanto, había quedado en libertad en el 2005, pero volvió a prisión en el 2015 por una causa vinculada al narcotráfico. En cuanto a Sergio Camaratta fue liberado en 2006, pero también regresó a la cárcel; en su caso en 2012, tras una revocación de su pena. Murió tres años después. Una suerte similar sufrió Héctor Retana, quien falleció tras las rejas en 2001, producto de un paro cardíaco luego de padecer una enfermedad.
Alfredo Yabrán nunca pudo ser juzgado por el asesinato de Cabezas, ya que 5 días después del testimonio de Belawsky que motivó su pedido de detención por parte del Juez Federal de Dolores, José Luis Macchi, se suicidó en una de sus estancias en Entre Ríos. El 20 de mayo de 1998, acorralado, el entonces todopoderoso empresario optó por dispararse en la boca con una escopeta calibre 12.70 antes que enfrentar a la Justicia.
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