
(La Nación Sebastian Torok) Las organizaciones de apuestas y arreglos de partidos en el tenis están entrelazadas como raíces en distintos niveles de la rueda. Los ITF World Tennis Tour (ex Futures) y los Challengers, es decir la tercera y segunda categoría profesional, son los torneos en los que los jugadores están más desprotegidos y expuestos a sufrir el accionar de estas redes oscuras. "En los Futures, los arreglos y las apuestas son como barra libre", fue una de las tantas revelaciones que en febrero pasado realizó, en LA NACION, Marco Trungelliti, el tenista que se animó a destapar públicamente una olla a presión. Entre marzo y abril pasado se realizaron, en Pinamar, tres certámenes M15 y la organización de los mismos debió lidiar con cinco "apostadores", todos extranjeros: un chileno, un italiano, un ucraniano y una pareja de eslovenos. El movimiento de dinero que generan las apuestas es tan amplio que estos "personajes" se mueven sin límites geográficos y viajan por el mundo, pese a tener certámenes en sus propios países durante esas mismas semanas.