miércoles, 23 de marzo de 2016
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en nuestra historia. Las Fuerzas Armadas de nuestro país con el apoyo del poder económico internacional y sus cómplices de la oligarquía nacional, usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional. Con el objetivo de clausurar todas las instituciones de la democracia, destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales y la de los partidos políticos.
Nuestra Constitución Nacional dejó de regir la vida política del país y los ciudadanos quedamos subordinados a las normas establecidas por los militares. Se inició entonces una dictadura que se instaló en el gobierno por la fuerza, por medio de un golpe de Estado. El gobierno de facto estuvo integrado por una Junta Militar que reunía a los máximos jefes de las tres Fuerzas Armadas: el ex general Jorge Rafael Videla por el Ejército, el ex almirante Emilio Eduardo Massera por la Marina y el ex brigadier Orlando Ramón Agosti por la Aeronáutica.
El terrorismo de Estado, llegó para allanar el territorio, se puso en marcha una dictadura que se aplicó y extendió a todo el continente a través de la operación Cóndor, con la desaparición forzada de personas y otros crímenes de lesa humanidad.
Los genocidas instalaron un modelo de hambre y exclusión que dañó a todo el pueblo. A la vez que se desarrollaban acciones de control y violencia nunca vistas sobre la sociedad, se tomaban decisiones económicas que privilegiaban el ingreso de bienes y mercancías desde el exterior por sobre la producción de nuestro país. Así miles de trabajadores de nuestras fábricas perdieron su trabajo debido a que la industria nacional no podía producir productos a un precio similar o menor a los importados. Este proceso fue acompañado por una campaña publicitaria que intentaba convencer a la población que la industria argentina era mala, de baja calidad y asociaba a lo venido de afuera con lo bueno, lo interesante, lo deseado, ocultando que en esa decisión miles de argentinos quedaban sin trabajo y muchas familias perdían su salario y pasaban entonces a ser pobres.
Los sucesivos miembros de la Junta Militar y diversas empresas asociadas solicitaron grandes sumas de dinero al exterior en carácter de préstamos. Ese dinero incrementó la deuda externa del país de una manera inédita: de 8 mil a 43 mil millones de dólares que se convirtió por decisión de la misma dictadura, en deuda pública, es decir en deuda que debimos pagar todos los argentinos, condenándonos a la dependencia durante décadas. Los empresarios se llenaron los bolsillos y vaciaron los del pueblo, de la mano del FMI y los organismos internacionales de crédito.
Hoy, la mano ejecutora del Terrorismo de Estado está siendo juzgada. Hay 875 genocidas procesados para ser juzgados y 273 integrantes de las Fuerzas en los juicios, porque mil personas solas no pudieron instalar un régimen terrorista, donde funcionaron más de 300 centros clandestinos de detención, donde desaparecieron a 30 mil personas. Por eso, todavía falta.
Falta también avanzar hacia el juicio a los civiles, que fueron parte del plan sistemático de exterminio, ese plan que utilizó la desaparición forzada como método para implantar el terror e imponer el silencio y el miedo, que intentó destruir la política como herramienta de cambio, compromiso y lucha.
Con las convicciones intactas, esas marcadas a fuego por la resistencia de los compañeros militantes, seguimos de pie, y decimos: no nos han vencido. Una vez más, les decimos a los apropiadores de los hijos de nuestra patria que están siendo juzgados que todo el pueblo espera que digan dónde están esos jóvenes que buscamos toda la vida. Son una generación obligada a la mentira, todos sentimos la necesidad de que recuperen su libertad. ¡Hablen, digan dónde están, déjenlos ser libres y felices!
Desde el 10 de diciembre del año pasado, el ajuste, los despidos, el aumento brutal de la inflación, la disparidad cambiaria para satisfacer las demandas de los poderes concentrados, la quita de retenciones, la persecución ideológica con juicios y encarcelamiento, el desmantelamiento de áreas del Estado que trabajaba con los más vulnerables, la derogación inconstitucional de la Ley de Medios, entre otras medidas anti populares, están gestando un creciente malestar en el campo popular.
A 40 años del golpe cívico militar y a lo largo de la lucha por los Derechos Humanos, hubo avances.
Desde la promulgación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final hasta su derogación en el año 2003.
Desde los indultos, hasta la condena de más de 260 genocidas al año 2015.
Desde la impunidad por estos crímenes, a los juicios que fueron necesarios para encarcelar a los asesinos.
Desde la impunidad del Poder Judicial cómplice, a la condena y destitución de jueces colaboradores de la dictadura.
Desde ser el mal ejemplo a nivel mundial en relación a los Derechos Humanos, a ser considerados vanguardia de las políticas en ese sentido.
Desde la apropiación de niños, hasta la recuperación de 119 nietos.
Del no te metas a la juventud llenando las plazas.
Todos estos avances no hubieran sido posibles sin el compromiso militante de muchas organizaciones de Derechos Humanos, especialmente de Madres, Abuelas de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S.
En esta jornada, con memoria, verdad y justicia, nos comprometemos a luchar junto a todos los hombres y mujeres trabajadores ocupados y desocupados, jubilados, estudiantes, docentes, campesinos, pueblos originarios y a todos los que se movilizan por sus derechos, para seguir construyendo una Argentina independiente y justa con pleno empleo, salarios dignos, salud, educación y vivienda para todos.
Por eso, las organizaciones firmantes decimos:
Nunca más al terrorismo de estado.
Nunca más la muerte y la represión en respuesta al conflicto social.
No más violencia institucional.
No más gatillo fácil: la vida es lo primero.
Basta de cárcel por razones políticas.
Basta de despidos.
Llamamos a todos a defender y profundizar las conquistas sociales de estos últimos años.
30.000 compañeros desaparecidos nos marcaron el camino a seguir.
Hoy, los movimientos culturales, sindicales, políticos y sociales de Pinamar:
Pinamar +Arte, el Sindicato de Trabajadores Municipales de Pinamar, ATE – Asociación Trabajadores del Estado, Patria Grande, la Agrupación Felipe Vallese, Agrupación 2 de Octubre, Frente para la Victoria, La Cámpora, el Movimiento Nacional Alfonsinista (MNA) y el Movimiento Evita de Pinamar, nos encontramos unidos levantando las banderas de MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA, haciéndolos pilares fundamentales de la lucha que continúa en cada uno de nosotros.
24 de marzo de 2016
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