Después de la frustrada sesión extraordinaria de la semana pasada, cuyo uno de sus puntos pretendía modificar la ordenanza que reglamenta la actividad de los guardavidas según los metros y densidad, un grupo de concesionarios de playa encabezados por la secretaría de la asociación, Marcela Crespo, dobló la puesta y exigió a los concejales una sesión para modificar la ordenanza.
La concesionaria y consejera escolar electa en las últimas elecciones por ProPin, Marcela Crespo, junto a un grupo de concesionarios de playa exigieron una reunión con el cuerpo legislativo pasadas la una de la tarde. En la reunión también estuvo presente el intendente Hernán Muriale.
Los hoy permisionario insistieron en la modificación de la ordenanza a como dé lugar. La norma les exige un guardavida cada 40 metros en la zona de alta densidad. Es decir que el conflicto es la contratación de un segundo guardavidas por balneario tal como lo exige la norma.
Según los presentes la señora Crespo les anunció a los concejales que “habría otro muerto como Cabezas”. También acusó a la cúpula de la Asociación de Guardavidas de Pinamar (AGP) de amenazar y obligar al guardavida de su balneario, Posta Sur, para que se plegara a la medida de fuerza realizada por los guardavidas el último domingo.
La AGP no solo denuncias a los concesionarios por la falta de contratación del segundo guardavidas sino de no cumplir con las normas en lo que respecta a “la inexistencia de elementos de seguridad mínimos y obligatorios generando un peligro para la seguridad de toda la comunidad y un perjuicio a los trabajadores”. Los balnearios en infracción suman 20.
La postura del intendente fue muy clara, le dijo a Crespo que debía cumplir con la norma. Entretanto el concejal Dos Santos, quien impulsó la sesión fallida y promovía la postura de los concesionarios, se les dio vuelta al escuchar a Muriale manifestar su oposición a los concesionarios. El grotesco se profundizó cuando una de las consonarías le lanzó a la cara su perfidia.
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