miércoles, 13 de marzo de 2013
Otra paliza para Muriale
Por María Adelina Mercuri
Esta mañana se realizó en el Concejo Delibérenle la sesión extraordinaria para tratar dos puntos referentes a la ordenanza tributaria, aprobada el 11 de enero en una asamblea por demás irregular. El primer punto del orden del día se refería a la derogación de la ordenanza 4239/13 en base a un expediente interno iniciado por el bloque radical. La segunda era un decreto del Departamento Ejecutivo ad referéndum del Concejo Deliberante que modificaba tres artículos de dicha ordenanza.
La sesión comenzó mal a partir del fragoso ingreso del intendente interino, Hernán Muriale, al recinto, sin esperar la invitación del presidente. Los concejales tuvieron que recordarle las formas a Germain para que sean trasmitidas al mandatario. Germain venía tan consustanciado con el intendente que no se percató del detalle.
Luego, tras la moción de alterar los temas del orden del día se desató la tormenta de las exposiciones legislativas que apuntaron a convencer a los concejales que recapacitaran y votaran por la derogación. Los ediles que apoyaron la ordenanza, en algunos casos con beneficio propio, mantuvieron un silencio sepulcral. Ni la concejal del pueblo, Gladis Barce, que escribía en cuaderno sin parar (vaya a saber qué), ni el locuaz Edgardo Paso, emitiros sonido alguno.
Los concejales oficialistas tampoco tomaron la palabra. Para eso estaba el intendente interino que fue abucheado e insultado por los presentes en varios tramos de su diatriba. La misma fue provocadora desde el comienzo hasta el final. El presidente parecía tener oído solo para los agravios del publico. Porque cuando Muriale menospreciaba y tildaba de militantes, como si esto fuera una descalificación, no lo llamaba al orden. Al mismo tiempo solicitó la presencia policial en el recinto, por la posible evacuación de la sala, con advertencias de por medio a los presentes. La actitud de Germain era tan arbitraria que la concejal Taurizano tuvo que interrumpir la alocución de Muriele y reprochárselo: “Usted no puede decirle a la gente que se calle y no decirle al intendente que no provoque a la audiencia”, aplausos.
Otro episodio fue interpretado por Porretti que estaba sentado al lado de Muriale. Mientras Vidauli realizaba su exposición en respuesta a los dichos del intendente y éste no dejaba de interrumpirlo, impidiendo que el concejal armara la idea, Poreetti le arrancó el micrófono que minutos ante le había prestado al mejor estilo de comedia americana. A partir de allí mantuvieron un cambio de palabras que duro unos segundos y en el que se podía percibir la rispidez.
Los ediles del MUPP llegaron pocos minutos después de que arrancara la sesión. Daniel Lamas, pieza clave de la votación, entro en compañía de Muriale y con cara de pocos amigos. Era evidente que el concejal ya había adelantado su decisión.
Durante toda la sesión Muriale se dirigió a Lamas como si quisiera convencerlo de la deshonra que iba a cometer. No se rindió hasta el final. Solo con el hecho consumado y la votación perdida le gritó: “Andá a abrazarte con Vidauli”. Luego en la calle, cuando Lamas ya estaba dentro de su camioneta, pronto a partir en compañía de su hermano, Muriale y sus sequito, entre los que se encontraba Alberto Bonomi, lo increparon y amenazaron delante de muchos testigos que defendieron al concejal.
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