
Por María Adelina Mercuri
En la excelente nota realizada por Mariana Dufour, y publicada por este medio, titulada paradójicamente ¿Cómo titular esta nota?, comparó “la realidad política de Pinamar con un tablero de ajedrez y expuso, con datos fundados, como en los últimos meses, las piezas se han movido sin respetar código alguno”. La mentira, la provocación, el chantaje, el aprovechamiento de los sectores vulnerables, se han propagado desde el gobierno y han devorado a la sociedad de tal forma que revertir la situación será una tarea titánica.
Los resultados de la última sesión extraordinaria, con la derogación de la ordenanza tributaria, le dieron al gobierno de Muriale un revés legislativo, y la mano que propino la bofetada fue la del concejal oficialista, Daniel Lamas, con un voto decisivo.
En dicha sesión el intendente interino que ya sabía de la decisión de Lamas, fustigó y provocó al edil, durante las dos horas y media de deliberación legislativa, delante de todos los presentes con un desparpajo único. La cara de Lamas, y hsta del propio Pedro Elizalde, lo decían todo.
Otra demostración intimidatoria protagonizada por el jefe comunal interino fueron los roces verbales mantenidos con el concejal Porretti, sentados uno al lado del otro cual compañeros de colegio. Algunas versiones, con mejor ubicación en el recinto que la prensa, aseguraron que en el intercambio de palabras, Muriale habría amenazado al presidente del PJ con evidencia en la cuales lo descubrirían solicitando favores a cambio de… (grabaciones). A esta imputación Porretti habría respondido “Yo no te pedí nada”.
La concejala de Frente para la Victoria, Rosana Di Pascuale, también recibió lo suyo. El intendente interino, con tono amenazante, le enrostró su pasado de “acuerdos no santos” con su gobierno. En los dichos de Muriale quedó evidenciada la molestia por lo que la edil, en esta nueva instancia, no llegó a un nuevo pacto. Y, la extraña lógica de Muriale le permitiría arrasar con toda ética, cuando los pactos (en beneficio personal y en contra del bien común) se vuelven legales en la medida que los estipule él o en su defecto Altieri.