martes, 7 de agosto de 2012
U…deso…, mejor ni hablar.
por Walter Montero
Ay… Mercedes y Fernando, me parece genial que intenten, que quieran, que se propongan, que deseen un Pinamar mejor. Que crean que representan una opción válida para lograrlo. Todo político, todo partido político, que no aspire a la lucha democrática por el poder, mejor será que se dedique a otra cosa. Ahora, les pregunto… para lograrlo ¿Tienen que hacer lo que están haciendo?
En mi opinión, la oposición es antes que nada un debate de ideas, de proyectos y de modelos de cómo gestionar y administrar un Estado para que este sea cada vez más inclusivo e igualitario.
Muchas veces también es necesario denunciar a los corruptos y/o a los camaleones de la política, sobre todo si se es Concejal y si se observan irregularidades que perjudican a todos y cada uno de los ciudadanos, mucho más aún si se trata de aquellos que provienen de los sectores más vulnerables.
Fernando, Chuqui, ¿Castigan y critican al arq. Vidauli por diferenciarse del bloque de la UCR o por no tener lealtad partidaria ciega, sorda y muda?
Hasta donde yo recuerdo el 23 de octubre pasado la lista que los llevó a Uds. (Mercedes Taurizano como candidata a Intendente, y Fernando Avila como candidato a concejal) no decía UCR. Si la memoria no me falla creo que decía, UDESO.
Es más, estoy tan seguro que decía UDESO en lugar de UCR, que llegó a asumir junto con Uds y por esta misma lista un tal joven de apellido Paso.
Este joven, persona conocida y renombrada, líder político y puntero de los barrios delimitados entre las calles Jason, Marco Polo, Bunge y Simbad El Marino, afamado vendedor local de alfajorcitos y café, cineasta independiente y principal sospechoso de realizar grabaciones con su celular, pasándole luego la data a sus amigos de los medios, hoy también realiza un unipersonal alejado de sus excompañeros radicales.
Creo también, sin temor a equivocarme demasiado, que fue el mismo 24 de octubre del año pasado, es decir un día después del triunfal 12% obtenido a nivel nacional, que UDESO dejó de existir. Fue una muerte súbita. Un jorno tristísimo. Un día en el que los sapos ya no pasaban por la garganta.
Pero claro, debe ser complejo entender a quienes dirigen las estructuras partidarias nacionales. Ellos seguramente tienen una visión superadora a la nuestra. Ellos sólo piden lealtad y obediencia a los dirigentes de base. Con eso alcanza y sobra. ¿Pensar y debatir? No hace falta. Eso queda en manos del partido, o sea de 7 u 8 personas que piensan con la calculadora en la mano sumando votos inexistentes.
Supongo que fue este noble motivo el que convenció al radicalismo local a aceptar sin chistar al joven Paso, catapultándolo al HCD, algo impensado en condiciones normales.
La pregunta de estos días, la que se hace el bloque de la UCR (o era UDESO?) pareciera ser la siguiente: ¿quién es más radical, Chuqui o Vidauli? Pregunta difícil que deberán responder los radicales.
Sin embargo cualquier ciudadano, radical o UDESO o independientes que los votó, puede plantearse como dilema existencial algunas cuestiones como para ir semblanteando a nuestros dirigentes locales.
Por ejemplo: ¿La lealtad como valor se puede llevar al extremo de traicionar los propios principios? ¿La lealtad al líder político es más valorable que mantener los principios ideológicos partidarios? ¿Hasta qué punto es aconsejable ser obediente, orgánico, verticalista, o como se lo quiera llamar?
La vida siempre nos exige definirnos, en diferentes momentos tenemos que tomar decisiones, tenemos que hacer una elección. Bien, puede ser que esa elección no haya sido la correcta y nos obligue entonces a tener la hidalguía de pedir disculpas por lo mal hecho. No escuché hasta ahora ningún mea culpa de la UCR por ese engendro electoral que se llamó UDESO y que dio lugar desde el mismo momento de terminada la elección a dos bloques antagónicos en el HCD: El bloque Pro Havanna y el bloque UCR.
¿Qué podemos demandarle a nuestra dirigencia local? ¿Sólo Lealtad, obediencia y conducta partidaria? Muy pobre si fuera así. Alfonsín y De Narváez sellaron la suerte de muchos pinamarenses a la hora de elegir con el corazón radical o con el del Pro. Este Frankenstain hecho con pedazos de muertos no aportó mucho al crecimiento de la política nacional, provincial y local.
Lo único que nos queda, a mi entender, es demandar coherencia, compromiso, lealtad con la gente y con los principios que uno sustenta, aunque no estén en consonancia con el oportunismo político de las estructuras partidarias.
Si todo se resumiera en obedecer ciegamente, más que sujetos políticos dados al debate de ideas pasaríamos a ser talibanes de tal o cual dirigente, de tal o cual alianza.
Chuqui, Fernando, acuérdense de Giecco cuando dice:
Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia.
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