martes, 24 de enero de 2012
Dejá vu, Cabezas
por Guillermo Caprarulo
Dejá vu, del francés, quiere decir “ya visto”. Sensación de que, palabras, personas, hechos, ya ocurrieron en el pasado.
El 25 de enero de 1997, Pinamar vivía otra temporada más. Como todas las segundas quincenas de enero con mucho movimiento. Jóvenes en la esquina de Bunge y Libertador, la previa para el Ku. El tránsito pesado, costaba llegar de un lado a otro. Robos que no aparecían en los medios, a casas, cuatriciclos, etc. El intendente de Pinamar era Altieri. Los policías que tenían que custodiar a los ciudadanos: Goméz, Prellezo, Camaratta, Luna; tenían otra tarea. La de terminar con la vida de un reportero gráfico, que andaba sacando fotos por ahí, a Yabran. No sólo había que matarlo, había que mandar un mensaje. “No se metan”. La comunidad pinamarense, la Argentina toda se estremeció. Por el horror, por el método, por la impunidad de los que realizaron el trabajo, banda mixta de policías y chorros. Primero, se acuso a Pepita, una pobre mujer, que se pasó la vida vendiendo su cuerpo. No daba el perfil, de asesina y mafiosa. Luego por fin, aparecieron los ladrones, luego los polis y ya se hablaba de zona liberada, para robar y matar.
Hoy, es 25 de enero de 2012, Pinamar otra temporada, hay más gente o menos gente que la anterior? Jóvenes en Bunge y Libertador. Llegar al supermercado con el auto, imposible. Le robaron los cuatriciclos al chori Dominguez y se fue indignado. El intendente es Altieri. Los policías que nos tienen que custodiar, son jóvenes que vinieron con sus familias. Ni siquiera saben dónde está la Intendencia, y mucho menos el Banco Nación. A Goméz, Camaratta, Luna, se los puede cruzar en la playa o comprando media docena de vigilantes sin crema pastelera.
Muchas veces, el dejá vu, te hace poner la piel de gallina, ¿no te paso?
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