por Guillermo Caprarulo
Se fue Néstor Kirchner. Un hombre que género en todos nosotros la esperanza. Sí ejercitamos la memoria vendrán imágenes muy difíciles del 2001, con un país quebrado, con un pueblo sin rumbo, con la mayor desocupación de la historia argentina, con hambre, con frio, sin futuro.
Un peronista, gobernador en la época de Menem, que supo ver que había otra alternativa, otra posibilidad, la de la industria nacional, abrir las paritarias para mejorar el salario de los trabajadores, terminar con el curro del FMI, donde los usureros externos e internos vivían de fiesta en fiesta. Pero claro, como se le ocurrió enfrentar a la oligarquía del campo, la vende patria histórica de la Argentina, donde prefieren vender el lomo a Inglaterra que bajar unos pesos y venderlo acá. Que intento desestabilizarlo por las retenciones a la soja, mientras el peón de campo todavía lucha por una obra social y un salario digno. Hoy gracias a la política económica, el campo puede ser rentado, y sus propietarios obtienen dividendos muy importantes. También se le ocurrió, pensar en una mejor distribución de la riqueza, distribuir las utilidades, pero los que más tienen no quieren ceder un patacón, es difícil con la cultura del avaro. Que más, los medios, que siempre fueron cómplices de los grupos dominantes y hegemónicos, que crecieron gracias a prebendas y favores.
Y algo que para mí es primordial, los derechos humanos, castigo y condena a los culpables del genocidio que vivió el pueblo argentino. La alegría de los hijos que recobran su verdadera identidad, su pasado, sus raíces y por supuesto no hay posibilidad de futuro sin reconocer quiénes somos y como somos.
Seguramente hoy los represores de la cárcel de Marcos Paz y vecinos de algún barrio acomodado, habrán festejado la muerte de Néstor, pero no pueden por su soberbia y la ceguera de la mediocridad, que durante todos estos años desde el 2001, ha crecido un pensamiento nacional y popular que no va a claudicar y que lo podemos sintetizar que Néstor Kirchner lucho contra vientos y mareas por la JUSTICIA SOCIAL.
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