lunes, 13 de septiembre de 2010
Los lápices siguen escribiendo
El 16 de septiembre de 1976 diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que calificó al suceso como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".
En aquel momento la política había impregnado el conjunto de la vida estudiantil, dentro y fuera de los colegios. Las tres fuerzas políticas juveniles mas importantes eran, en este orden, la Unión de Estudiantes Secundarios, (UES), la Federación Juvenil Comunista (FJC) y la Juventud Secundaria Peronista (JSP). Para ellos las figuras emblemáticas eran en su mayoría de la izquierda incluyendo a Perón quién asumía contornos casi revolucionarios. Quien encabeza la lista era el Che Guevara junto con J. D. Perón, y a mayor distancia, Salvador Allende, Fidel Castro, Eva Perón y Mao-Tsé-Tung.
En aquellos años se había alcanzado un nivel de conciencia, acción y participación bastante elevados con lo cual el nivel de cuestionamiento al sistema capitalista era de por demás peligroso para la burguesía y los sectores reaccionarios de nuestro país. En Coronel de Campo de Mayo habría dicho que se llevaban a los jóvenes “para cambiarles las ideas".
Pablo Díaz, uno de los liberados de la Noche de los Lápices, declaró en el juicio a las ex juntas: "Yo pertenecía a la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Plata y con los chicos del colegio fuimos a presentar una nota al ministerio de Obras Públicas". Era evidente que las juntas militares tenían "marcados" a todo aquel estudiante que se preocupara por los problemas sociales y fomentaba entre otros estudiantes la participación y la defensa de los derechos de ellos mismos.
Se asocia a la Noche de los Lápices a la lucha por el boleto estudiantil como primera imagen. Pero en definitiva, los jóvenes organizados en instituciones políticas con pensamiento crítico y una gran visión de cambio, eran los destinatarios innegables de una historia política diferente en la década de los 80. Los culpables de pensar y expresarlo eran condenados por pertenecer a alguna agrupación política, algo que hoy es parte de la normalidad democrática, y para nosotros de la vida diaria.
Juventud M.U.P.P. haciendo memoria.
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